sábado, 17 de septiembre de 2011

El sol.

Extraños paisajes veo, música por los auriculares escucho. Son cosas que quieren llegarme al corazón, hacen que mis verdaderos sentimientos florezcan, que están bien guardados pues si por tan solo un instante los dejara volar me volvería loca, me haría ver la verdad de mi vida. Cosas que intento ocultar, cosas que intento olvidar. Una enorme grieta en el pilar de mi vida que nunca se arreglará y si lo intentas tocar, todo se viene abajo.
Se acumula… Se acumula… Como una bola de nieve… Me intento distraer… Escritura, pintura, amor… Pero son cosas banales que (Sobre todo lo último) no quiere estar de mi lado y no hace más que agrandar la pelota. Si, hay momentos preciosos en los que soy capaz de olvidarme de todo y simplemente sonreír, gritar como si algo en mi pecho explotara, o quisiera hacerlo.
 La felicidad, en mi caso, se debe tras resignarme aunque ahora tenga más que nunca la oportunidad para hacer mis sueños realidad… Todas mis “ansias” quedan aplacadas por el amor. Pero es malo, ya que nunca lo consigo y evidentemente si me resigno también ahí no tengo oportunidad de “explotar”, no tengo una válvula de escape a todo esta rabia y frustración acumulada durante, sobre todo este último año o más que nada desde septiembre que me di en la cara con la realidad.



No tengo nada ni nadie, pero el sol luce a mi lado susurrándome que me brinda todos los días, que tengo el mundo, que tengo las oportunidades, que la belleza me rodea, que la felicidad se encuentra secándose las lágrimas y alzando la cabeza y seguir caminando. Que hay presente, que hay futuro… Que el sol luce todos los días aunque no lo veas. Que las estrellas están ahí brillando sobre tu cabeza y que solo hace falta mirar y confiar, mirar y sentir y sobre todo y ante todo SONREÍR.

No hay comentarios:

Publicar un comentario