domingo, 18 de septiembre de 2011

Mi vida, mis recuerdos y mis pensamientos.

Formas esa parte de mi alma perdida, de mis cartas prohibidas, de todo lo que soñé y pensaba, de todo lo que añoraba y en mis sueños vivía, de todo lo que un día pensé que sería y se quedó en la nada.
De todo aquello formabas, y de tanto pensar y arriesgar y de nuevo fracasar te hundiste en el fango de la ira, de esa cosa agresiva, pero, ¿Sabes una cosa? Ahora vivo la vida.


Pero no hay peor añoranza que añorar lo que nunca hubo. No hay peor dolor que saber lo que pudo ser.
Eres mi base, mi sustento, la parte fija que llevo dentro, la primera piedra que vio nacer mil y una noches y algún amanecer, la torturas, los lamentos y cada uno de los eventos que de alguna manera fastidié.
Por ti supe ver lo que era una mano vacía, una rosa de día y un dolor de pies.

No te mientas que es tontería, que para hacerte daño está el resto del año y para algo que sabes vas y te avergüenzas.
Que mente la mía. Que sonrío como una idiota llena de alegría y por la noche me acogen mis pesadillas, que no son más que mis sueños mordidos llenos de recibos de lo que pudo haber sido y al final no fue.

Y es que tú, formas parte de mi vida cautiva, razón sin salida, mis oscuros secretos y brillantes valías y aún todavía de esas cosas pequeñas que siempre odié.
Agua de beber. Y un viejo botón en la estantería, que más cosas daría por volverte a ver.
No hay nada más que hacer.

Después del punto final debería haber siempre dos puntos que le acompañasen para que así no terminen tus frases y cada vez que me hablases volver otra vez…

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